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AÑO VIII
– Nº 68, octubre de 2019
Capitán a cargo de
la bitácora: Eduardo Juan Foutel - Blog: foutelej.blogspot.com
Los capitanes, en
su cuaderno de bitácora, permanentemente, dejan debida constancia de todos
aquellos acontecimientos que, de una forma u otra, modifican la rutina diaria.
En esta Carpeta de Bitácora –desde este Puerto- trataremos de ir dejando nota
de aquellos hombres o mujeres de letras que entendemos son dignas de ser
destacados. Hoy, Antón Chéjov

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Anton Chejov
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Información personal
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Nombre de nacimiento
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Antón Pávlovich Chéjov
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Nacimiento
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Fallecimiento
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Causa de la muerte
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Lugar de sepultura
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Nacionalidad
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Religión
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Familia
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Cónyuge
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Educación
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Educado en
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·
Chekhov Gymnasium (1868-1876)
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Información profesional
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Ocupación
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Movimiento
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Géneros
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Obras notables
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Distinciones
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Medal for works
on the first general census
·
Order of Saint
Stanislaus, 3rd class
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Firma
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La medicina es mi
esposa legal; la literatura, solo mi amante.
La mala acogida que tuvo su obra La gaviota (en ruso:
"Чайка") en el año 1896 en el estatal (imperial) Teatro Alexandrinski de San Petersburgo casi lo
desilusionó del teatro, pero esta misma obra tuvo un gran éxito dos años
después, en 1898, gracias a la interpretación del Teatro del Arte de Moscú dirigido por el
innovador director teatral Konstantín
Stanislavski, quien repitió el éxito para el autor con Tío Vania ("Дядя
Ваня"), Las tres hermanas ("Три сестры")
y El jardín de los cerezos ("Вишнëвый
сад").
Al principio, Chéjov escribía simplemente por razones
económicas, pero su ambición artística fue creciendo al introducir innovaciones
que influyeron poderosamente en la evolución del relato corto.6 Su originalidad
consiste en el uso de la técnica del monólogo, adoptada más tarde
por James Joyce y otros escritores del modernismo anglosajón, además del rechazo de la finalidad moral presente en
la estructura de las obras tradicionales. No le preocupaban las dificultades
que esto planteaba al lector, porque consideraba que el papel del artista es
realizar preguntas, no responderlas.
Según el escritor estadounidense E. L. Doctorow, Chéjov posee la voz
más natural de la ficción, «sus cuentos parecen esparcirse sobre la página sin
arte, sin ninguna intención estética detrás de ellos. Y así uno ve la vida a
través de sus frases».
Biografía
Chéjov nació en Taganrog, el puerto principal del mar de Azov. Su abuelo fue un
antiguo y muy digno siervo o mujik que ahorró céntimo a
céntimo la cantidad necesaria para poder comprar su libertad y la de sus cuatro
hijos en 1841. Su padre, Pável Yegórovich Chéjov, director del coro de la parroquia y devoto cristiano ortodoxo, pero violento y demasiado entregado al alcohol, impartió a sus seis
hijos, de los cuales Antón era el tercero, una disciplina férrea, que a veces
adquiría rasgos despóticos, obligándolos a asistir al coro, a trabajar en el negocio familiar y a
estudiar simultáneamente. Ese es uno de los motivos por los que Chéjov siempre
fue un amante de la libertad y de la independencia. La madre de Chéjov,
Yevguéniya Yákovlevna, cuyo apellido de soltera era Morózova, era una
gran cuentacuentos, y entretenía a sus hijos con historias de sus viajes junto a su padre,
un comerciante de telas, por toda Rusia.
El padre de Chéjov empezó a padecer serias estrecheces
económicas en 1875, su negocio quebró y se vio forzado a huir a Moscú para evitar la
cárcel. Hasta que no concluyó el bachillerato en 1879, Antón no pudo reunirse
allí con su familia; comenzó a estudiar medicina en la Universidad de Moscú y, para ayudar en casa y sufragar también sus
estudios pane lucrando, Chéjov empezó a escribir relatos
humorísticos cortos y caricaturas de la vida en Rusia bajo el pseudónimo de
«Antosha Chejonté», sin demasiada veneración por el pueblo ruso o las austeras
ideas tolstoianas; por eso escribió: «Algo me dice que hay más amor a la
humanidad en la energía eléctrica y la máquina de vapor que en la castidad y la
negativa a comer carne». No pretendía aportar un mensaje nuevo o «encantar»
afectadamente, y con ese fresco descaro y falta de prejuicios fue desarrollando
un género que llegará a dominar como pocos, constituyéndose en uno de los
referentes del mismo de toda la literatura universal, junto con Edgar Allan Poe, Guy de Maupassant, Jorge Luis Borges y Leopoldo Alas. Los publicaba bajo
mil pseudónimos y a lo largo de toda su vida, de suerte que todavía
desconocemos cuántas historias escribió Chéjov en total, aunque sí se sabe que
ganó con rapidez fama de buen cronista de la vida rusa. Carta a un
vecino erudito fue el primero, y el último La novia.
Frente al humor y brevedad de los primeros, los últimos son largos, tristes y
melancólicos. Ninguna palabra sobra en ellos.

Antón Pávlovich Chéjov
Chéjov se hizo médico en 1884 y ejerció sucesivamente
en los pueblos de Voskresensk, Zvenigorod y Bákino (óblast de Tula), pero siguió escribiendo para
diferentes semanarios. En 1885 comenzó a colaborar con la Peterbúrgskaya
Gazeta con artículos más elaborados que los que había redactado hasta
entonces. En diciembre de ese mismo año, fue invitado a colaborar en uno de los
periódicos más respetados de San Petersburgo, el Nóvoye
Vremia (Tiempo Nuevo). En 1886 Chéjov se había convertido ya en
un escritor de renombre. Ese mismo año publicó su primer libro de
relatos, Cuentos de Melpómene; al año siguiente estrenó su
drama Ivanov y ganó el Premio Pushkin gracias a la
colección de relatos cortos Al anochecer; su nueva colección, La
estepa (1888), fue igualmente bien acogida.
En 1887, a causa de los primeros síntomas de la tuberculosis que acabaría con
su vida, Chéjov viajó hasta Ucrania. A su regreso se
reestrenó en Moscú su obra La gaviota; la obra había sido un
fracaso un año antes en el (imperial) Teatro Alexandrinski de San Petersburgo, y el resonante
éxito que cosechó fue debido en gran medida a la compañía del Teatro de Arte de Moscú que, dirigida por el genial actor y director de
escena Konstantín
Stanislavski, se había visto en la necesidad, para extraer toda la
significación contenida en el texto creado por Chéjov, de crear un método
interpretativo radicalmente nuevo que rompía con el tono declamatorio del
teatro anterior y establecía los nuevos principios de subtexto y cuarta pared para expresar de
manera adecuada las tribulaciones interiores y los sentimientos íntimos que
caracterizaban a los personajes del drama psicológico y simbolista de Chéjov.
Chéjov en 1897 en (próxima a Lopasnia)
Antón Pávlovich escribió tres obras más para esta
compañía: Tío Vania (1897), Las tres hermanas (1901)
y El jardín de los cerezos (1904), todas ellas grandes éxitos,
y durante sus ensayos conoció a una actriz de la compañía, Olga Knipper, que
será su esposa a partir de 1901. En el ínterin, sin embargo, y deshecho por el
fallecimiento de su hermano Nikolái, había conseguido autorización para la
experiencia más importante de su vida, el viaje en 1890 a las prisiones de
la isla de Sajalín,13 la más oriental del
imperio ruso, en apariencia con libertad, aunque las autoridades procuraron
limitar hábil y discretamente el campo de sus investigaciones. Se documentó
muchísimo antes de su «viaje al infierno», como el propio escritor definió, al
siniestro destino reservado a miles de condenados. Aquel interminable viaje,
equivalente a menudo a una expedición polar, cuya ida duraba ochenta y dos
días, cuando aún no existía el ferrocarril transiberiano y debía hacerse en coches
de caballos, vapores y precarios carruajes, y su regreso a Moscú por el
trayecto más largo, a través del océano Índico y Ceilán (que acaso
Chéjov eligió para curarse de recientes horrores los ojos y el alma) perjudicó
considerablemente su salud, cuando ya se hallaba afectada por la tisis, y en
cambio le proporcionó la certidumbre que necesitaba para afirmarse plenamente
en sus convicciones; no se dejó engañar por los guías: la cárcel, en la
brillante sociedad rusa de la época, no era una necesidad lamentable y
lamentada como pretendían los altos funcionarios satisfechos, sino la
consecuencia lógica de un régimen de despotismo y el fundamento de un orden
despiadado. El libro que escribió sobre su experiencia en la isla del penal es
probablemente la obra que más trabajo le dio, y tardaría casi cinco años en
publicarlo, en 1895.

Portada de la primera edición de Las tres hermanas con los retratos
de las actrices del estreno teatral, 1901.

Fuera de esta faceta como autor teatral, Chéjov
continuaba destacando como autor de relatos, creando unos personajes
atribulados por sus propios sentimientos, que constituyen una de las más
acertadas descripciones del abanico de variopintas personas de la Rusia zarista
de finales del siglo xix y
principios del xx. Entre
ellos cabe destacar el relato Campesinos, de 1897, por su
realista descripción de los personajes de la dura vida rural rusa; el
inquietante La sala nº 6, de 1892, y el apasionado La
dama del perrito, publicado en 1899, que surgió como contraposición
a Anna Karénina, de Tolstói, ya que el propio autor afirmó que no
deseaba «mostrar una convención social, sino mostrar a unos seres humanos que
aman, lloran, piensan y ríen. No podía censurarlos por un acto de amor».
También quería con sus escritos hacer una crítica social de la clase alta, y
para ello usó personajes y frases incisivas que hacían a sus lectores
reflexionar sobre la sociedad en que vivían. Por ejemplo, su relato corto A
Nincompoop culmina con la frase «qué fácil es derrotar al débil en
este mundo».14 Con ello demostraba
que solo las personas poderosas son libres para controlar el destino de quienes
dependen de ellos para sobrevivir. Al respecto de los personajes de
Chéjov, Léon
Thoorens afirma:
Sus análisis psicológicos se reducen
siempre al mismo lema: la desgracia de los seres humanos es consecuencia de su
cobardía ante ellos mismos. Cada existencia está fundamentada en la
intimidad, y si algunas veces conserva su secreto es signo de grandeza y
heroísmo, pero casi siempre esa intimidad es tan lastimosa y nimia que
pretender mantenerla es signo de necedad. Este esquema analítico se puede
aplicar a La gaviota, a El jardín de los cerezos y
a los héroes grises y opacos de muchas de sus narraciones.
El anarquista Kropotkin describe el alcance de la
escritura de Chéjov con:
Nadie mejor que Chéjov ha representado
el fracaso de la naturaleza humana en la civilización actual, y más
especialmente el fracaso del hombre culto ante lo concreto de la vida cotidiana.
En 1891 hizo su primer viaje a Europa,
en compañía de su editor Suvorin, y en seis semanas visitaron Viena, Venecia,
Bolonia, Florencia, Roma, Nápoles, Niza y París. En 1892 se compró un terreno y
una casa en Mélijovo, a setenta kilómetros al sur de Moscú, y se trasladó a
ella con sus padres; trabajó como médico para prevenir una epidemia de cólera.
En 1894 hizo un segundo viaje a Yalta y en 1895 tuvo su primer encuentro
con León Tolstoy y publicó como libro La isla de Sajalín. En 1896
construyó la primera de tres escuelas en la zona de Mélijovo; es el año del
estreno primero y desastroso de La gaviota en el Teatro
Imperial Alexandrinski de San Petersburgo. En 1897 cayó gravemente enfermo y
publicó Los campesinos, cuya cruda visión de la vida rural causó
furor; pasó el invierno en Niza reponiéndose y se interesó por el caso Dreyfus. En 1898 murió su padre,
conoció a Olga Knipper y se dedicó a recaudar fondos para paliar la hambruna
que había provocado la pérdida de las cosechas en Samara; consiguió, con la
ayuda de los maestros, clérigos y miembros de la Cruz Roja locales, suministrar
más de 412 000 comidas a 3000 niños de la región. Es el año del éxito
en el reestreno de La gaviota por la compañía del Teatro del
Arte dirigida por Constantín Stanislavski en Moscú.
A fin de recuperarse de su tuberculosis,
Chéjov vendió la casa de Mélijovo en
las cercanías de Moscú y se compró otra en la balnearia ciudad de Yalta, en Crimea, tierra natal
de Pushkin, para reponerse en compañía de su
familia (incluida su madre, que estaba tan enferma como él y con la que había
vivido casi toda su vida y a la que estaba muy unido), una cocinera y el perro
teckel de Olga, Schnap, recibiendo ocasionalmente la visita de su hermana, de
su nuevo joven amigo el escritor Máximo Gorki y otras
francamente latosas a las que con demasiada frecuencia tenía que hospedar.
Adoptó a dos perros más, Túzik y Kashtanka, pero a este último se lo llevó un
médico amigo y fue sustituido por otro, Shárik, para aliviar el enorme disgusto
de la cocinera. A comienzos de 1899 abandonó a su editor Suvorin, con el que
estaba muy descontento, y firmó un contrato leonino con el editor alemán Adolf Marx para publicar sus Obras
completas por setenta y cinco mil rublos, cifra enorme para la época,
pero que aun así se reveló mal negocio para Chéjov; asimismo recaudó fondos
para construir un sanatorio de tuberculosos y fue elegido miembro de la Sección
de Letras de la Academia de la Ciencia el 17 de enero de 1900, aunque dimitirá
dos años más tarde cuando se prohibió la designación a su amigo Gorki a causa
de sus actividades subversivas; visitó a León Tolstoy y viajó
con Máximo Gorki por el Cáucaso. El 25 de mayo de
1901 contrajo matrimonio con la actriz Olga Leonárdovna Knipper, que había actuado en
sus obras, y en febrero de 1902 concluyó su penúltimo relato, El obispo,
en cuyo enfermo protagonista, el obispo Piotr, es fácil reconocer al propio
escritor.
Muerte
Chéjov había pasado gran parte de sus
cuarenta y cuatro años gravemente enfermo a causa de la tuberculosis que contrajo de
sus pacientes a finales de 1880. La enfermedad le obligaba a pasar largas
temporadas en Niza (Francia) y posteriormente en Yalta (Crimea), ya que el clima templado
de estas zonas era preferible a los duros inviernos rusos.
En mayo de 1904 ya se encontraba
gravemente enfermo, por lo que el 3 de junio se trasladó junto con su mujer
Olga al spa alemán de Badenweiler, en
la Selva Negra. Desde allí escribió cartas a su hermana María Chéjova (Masha), en las
que se podía apreciar que Chéjov estaba más animado. En ellas describía las
comidas que le servían y los alrededores, y aseguraba que se estaba
recuperando. En la última carta que llegó a redactar se quejaba del modo de
vestir de las mujeres alemanas. Falleció el 15 de
julio de 1904.

Tumba de Antón Pávlovich Chéjov en el Cementerio Novodévichi (Moscú). Lápida diseñada por el arquitecto Fiódor
Schechtel.
Su cuerpo fue trasladado a Moscú en un vagón de
tren refrigerado que se usaba para transportar ostras, hecho que disgustó mucho a Máximo Gorki.18 Está enterrado junto
a su padre en el cementerio Novodévichi en Moscú.
Influencia
Aunque ya era conocido en Rusia antes de
su muerte, Chéjov no se hizo internacionalmente famoso hasta los años
posteriores a la Primera Guerra Mundial, cuando las traducciones de Constance Garnett al inglés ayudaron a
popularizar su obra.
Las obras de Chéjov se hicieron
tremendamente famosas en Inglaterra en la década de 1920 y se han convertido en
todo un clásico de la escena británica. En Estados Unidos, autores como Tennessee Williams, Raymond Carver o Arthur Miller utilizaron
técnicas de Chéjov para escribir algunas de sus obras.
Obras
Teatro
·
En el camino real («На большой дороге») ,
1884 –obra en un acto
·
El canto del cisne (« Лебединая песня (Калхас)»,
1887) – obra en un acto
·
El oso («Медведь», 1888) - comedia de un
acto
·
Tatiana Répina («Татьяна Репина», 1889) – drama
en un acto
·
La noche antes del juicio («Ночь перед судом», 189x)
·
El aniversario («Юбилей», 1891) –comedia en un
acto
Ensayos (selección)
·
Cuaderno de notas («Записные книжки», 1921).
Cuadernos de entre 1891 y 1904. Una selección fue publicada por primera vez en
inglés, a pedido de Leonard y Virginia Woolf, por Hogarth Press.
·
¡Abolidos! (1885)
·
Alegría (1883)
·
Apellido de caballo / El apellido caballuno (1885)
·
Arte
·
Barullo
·
Beldades
·
Boda por interés (Novela en dos partes) / Un
casamiento por interés (Novela en dos tomos) / Matrimonio por interés (Novela
en dos partes) (1884)
·
Borrachera tenaz
·
Campesinos / Muzhíks (Campesinos) (1897)
·
Cantores / Los cantores (1884)
·
Caramillo
·
Cazador / El cazador (1885)
·
Cerrazón
·
Champagne. Relato de un granuja (1887)
·
¡Chisst...! / ¡Tssss!... (1886)
·
Contrariedades de la vida
·
Cronología viviente / Cronología viva (1885)
·
Cuartos de hotel (1885)
·
De mal en peor / De la sartén a las brasas (1884)
·
Del Amor
·
Del diario de un ayudante de contable (1883)
·
Después del teatro
·
Dolor
·
Dos valientes
·
Dúshechka (1899)
·
El álbum (1884)
·
El arte de la simulación / Los simuladores (1885)
·
El beso (1887)
·
El billete de lotería / La lotería
·
El cadáver (1885)
·
El caso de un bachiller
·
El consejero secreto / El consejero privado (1886)
·
El cuervo (1885)
·
El delincuente / El malhechor (1885)
·
El drama
·
El duelo (1891)
·
El escritor (1885)
·
El espejo (1885)
·
El espejo torcido (Cuento de navidad) / El espejo
curvo (Cuento de navidad) (1883)
·
El feliz mortal
·
El fugitivo
·
El galán joven / El primer galán
·
El gordo y el flaco (1883)
·
El incendio (Pieza en dos actos)
·
El invitado inquieto (1886)
·
El juez pesquisor
·
El león y el sol
·
El libro de reclamaciones (1884)
·
El marido
·
El monje negro (1894)
·
El orador (1886)
·
El padre de familia (1885)
·
El Pechenega (1897)
·
El pensador (1885)
·
El portero inteligente (1883)
·
El preceptor (1884)
·
El reino de las mujeres
·
El repetidor (1884)
·
El signo de admiración (Cuento de navidad) (1885)
·
" El secretario"
·
El suboficial Prishibiéiev(1885)
·
El talento
·
El trágico / El actor trágico (1883)
·
El triunfo del vencedor (Relato de un registrador
colegiado en retiro) (1883)
·
El uniforme del capitán(1885)
·
El vengador
·
El vint(1884)
·
El violín de Rothschild(1892)
·
El zapatero y la fuerza maligna
·
En casa (1887)
·
En casa de los amigos / De visita
·
En el barranco (1900)
·
En el camino (1886)
·
En el cementerio (1884)
·
En el departamento de correos / En la oficina de
correos (1883)
·
En el mar (Relato de un marino) (1883)
·
En el tribunal
·
En fiestas
·
En la barbería / En la peluquería (1883)
·
En la fonda / En la casa de huéspedes / En la
hospedería
·
En la hacienda
·
En la oscuridad
·
En la primavera
·
En los baños públicos / En la casa de baños (1885)
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En Semana Santa
·
En tierras extranjeras / En tierra extranjera (1885)
·
En vísperas de Cuaresma
·
Enemigos (1887)
·
Ensueños
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Entre chiquillos
·
Era ella / ¡Era ella!
·
Espíritus en ebullición (De los anales de una
ciudad) / Los ánimos se exaltan (De los anales de una ciudad) (1884)
·
Esposa / La esposa (1895)
·
Estudiante / El estudiante
·
Exageró la nota(1885)
·
Examen de ascenso / Exámenes para ascender de grado (1884)
·
Exceso de precaución
·
Extraviados (1885)
·
Flores tardías (1882)
·
Fracaso (1886)
·
Frente blanca
·
Galimatías
·
Gente de calidad / Excelentes personas (1886)
·
Gente difícil (1886)
·
Gente sobrante / Gentecilla (1885)
·
Grisha / Grischa
·
Historia anónima
·
Historia de mi vida(1896)
·
Historia de un contrabajo / El amor de un contrabajo
·
Historia de una anguila
·
Historia ruin(1882)
·
Hombre enfundado / El hombre enfundado (1898)
·
Ilegalidad
·
Impresiones fuertes / Las sensaciones fuertes
·
Intrigas
·
Iónich
·
Iván Matveich / Iván Matvéievich
·
Kashtanka (1887)
·
La boda
·
La calumnia (1883)
·
La celebridad / Fama
·
La cerilla sueca (Relato penal) / La cerilla sueca
(Relato policíaco) (1883)
·
La cigarra (1892)
·
La cocinera se casa (1885)
·
La consulta (1883)
·
La colección
·
La corista / Una corista (1886)
·
La crisis / La recaída
·
La desventura / La desgracia (1886)
·
La dote (1883)
·
La estepa (1888)
·
La grosella (1898)
·
La hija de Albión (1883)
·
La joya robada
·
La lectura (Relato de un viejo experimentado) / La
lectura (Relato de un viejo gorrión) (1884)
·
La lezna en el saco (1885)
·
La lota (1885)
·
La mariscala / Con la mariscala de la nobleza (1885)
·
La máscara (1884)
·
La noche anterior al juicio (Relato de un acusado)
·
La novia
·
La nueva dacha (1899)
·
La obra de arte
·
La onomástica / La fiesta onomástica
·
La sala número seis / El pabellón nº 6 / El loco (1892)
·
La suerte femenina / La dicha de ser mujer(1885)
·
La última mohicana (1885)
·
Ladrones
·
Las botas / Las botas cambiadas (1885)
·
Las ostras(1884)
·
Lengua imprudente / La lengua larga
·
Los nervios (1885)
·
Los niños / Los chicos
·
Los señores ciudadanos (Comedia en dos actos) / Los
señores del municipio (Pieza en dos actos) (1884)
·
Maestra de escuela
·
Maestro
·
Mal humor / De mal humor (1884)
|
·
Mal tiempo
·
Mala suerte
·
Mártires
·
Medidas sanitarias / Medidas preventivas / Medidas
pertinentes (1884)
·
Memoria de un hombre colérico
·
Mendigo
·
Miedos / El miedo / Terror (Relato de un amigo mío) (1892)
·
Mi vida (1896)
·
Modorra
·
Moscú, plaza de Trúbnaia(1883)
·
Muchachos
·
Obispo (1902)
·
Ocaso de un actor
·
Pequeñeces de la vida (1886)
·
Perpetuum mobile (1884)
·
Pesadilla
·
Póliñka / Pólinka
·
Por asuntos del servicio (1899)
·
Princesa
·
Problema
·
Relato de la señora N. N.
·
Relato de un desconocido (1893)
·
Relato de un jardinero mayor
·
Remedio contra la embriaguez (1885)
·
Réquiem
·
Retahíla(1885)
·
¡Qué público! / ¡Ah, el público! (1885)
·
Señoras
·
Sirena
·
Sobre el amor / Del amor (1898)
·
Socorro de urgencia
·
Soporífero atontamiento (1885)
·
Sueño
·
Tifus
·
Tristeza / La tristeza (1885)
·
Un “Dvórnik” inteligente
·
Un acontecimiento
·
Un ángel (1899)
·
Un asesinato / Un crimen
·
Un asunto infame
·
Un bromista / La bromita (1886)
·
Un buen final / Un buen fin / Un final feliz
·
Un caso en la rutina de los juzgados (1883)
·
Un caso profesional
·
Un caso sin importancia
·
Un descuido
·
Un empresario debajo del diván (Historia entre
bastidores) / El empresario bajo el diván (Historia de entre bastidores) (1885)
·
Un enigma
·
Un hombre conocido
·
Un hombre extraordinario
·
Un huésped inquietante
·
Un informe
·
Un niño maligno / Un muchacho protervo / El chico
travieso (1883)
·
Un peluquero desesperado
·
Una “Ana” colgada al cuello / Ana colgada al cuello
/ Ana al cuello (1895)
·
La apuesta (1889)
·
Una casa con buhardilla (Relato de un pintor) / Casa
con desván (1896)
·
Una casa vieja (Relato de un casero)
·
Una condecoración / La condecoración / La medalla (1884)
·
Una criatura indefensa / Un ser indefenso / Un ser
débil
·
Una naturaleza enigmática / Un carácter enigmático (1883)
·
Un drama de caza (A.K.A. Una extraña confesión) (1885)
·
Una noche terrible / Una noche de espanto / Una
noche de miedo (1884)
·
Una perra cara / Un perro caro (1885)
·
Unas lecciones caras
·
Vania se examina de griego (1883)
·
Vecinos (1892)
·
Venganza / La venganza
·
Veraneantes / Los veraneantes (1885)
·
Vérochka
·
Volodya (1887)
·
Whist
·
Yañka
|
Traducciones al castellano
·
El reino de las mujeres. Traducción Marta
Rebón. Pequeños Placeres de Ediciones Invisibles. ISBN 9788494898730.
·
La gaviota. Tío Vania. Traducción:
Jorge Saura y Bibicharifa jakimziánova. Alba. ISBN 97484-84285571.
Adaptaciones cinematográficas
·
La escena inicial de la película mexicana La oveja negra, protagonizada
por Pedro Infante y Fernando Soler, es una adaptación de su cuento "El padre de familia". A pesar
de ello, no se le acreditó, ni al principio ni al final de la película.
·
Exageró la nota (Пересолил): cortometraje
de dibujos animados de 1959 producido por los estudios Soyuzmultfilm y dirigido por Vladímir
Degtiariov (Владимир Дегтярёв).20
La mujer del boticario
Anton Chejov
La pequeña ciudad de B***, compuesta de dos o tres
calles torcidas, duerme con sueño profundo. El aire, quieto, está lleno de
silencio. Solo a lo lejos, en algún lugar seguramente fuera de la ciudad, suena
el débil y ronco tenor del ladrido de un perro. El amanecer está próximo.
Hace tiempo que todo duerme. Tan solo la joven esposa
del boticario Chernomordik, propietario de la botica del lugar, está despierta.
Tres veces se ha echado sobre la cama; pero, sin saber por qué, el sueño huye
tercamente de ella. Sentada, en camisón, junto a la ventana abierta, mira a la
calle. Tiene una sensación de ahogo, está aburrida y siente tal desazón que
hasta quisiera llorar. ¿Por qué…? No sabría decirlo, pero un nudo en la
garganta la oprime constantemente… Detrás de ella, unos pasos más allá y vuelto
contra la pared, ronca plácidamente el propio Chernomordik. Una pulga glotona
se ha adherido a la ventanilla de su nariz, pero no la siente y hasta sonríe,
porque está soñando con que toda la ciudad tose y no cesa de comprarle Gotas
del rey de Dinamarca. ¡Ni con pinchazos, ni con cañonazos, ni con caricias, se
le podría despertar!
La botica está situada al extremo de la ciudad, por lo
que la boticaria alcanza a ver el límite del campo. Así, pues, ve palidecer la
parte este del cielo, luego la ve ponerse roja, como por causa de un gran
incendio. Inesperadamente, por detrás de los lejanos arbustos, asoma
tímidamente una luna grande, de ancha y rojiza faz. En general, la luna, cuando
sale de detrás de los arbustos, no se sabe por qué, está muy azarada. De
repente, en medio del silencio nocturno, resuenan unos pasos y un tintineo de
espuelas. Se oyen voces.
“Son oficiales que vuelven de casa del policía y van a
su campamento”, piensa la mujer del boticario.
Poco después, en efecto, surgen dos figuras vestidas
de uniforme militar blanco. Una es grande y gruesa; otra, más pequeña y
delgada. Con un andar perezoso y acompasado, pasan despacio junto a la verja,
conversando en voz alta sobre algo. Al acercarse a la botica, ambas figuras
retrasan aún más el paso y miran a las ventanas.
-Huele a botica -dice el oficial delgado-. ¡Claro…
como que es una botica…! ¡Ah…! ¡Ahora que me acuerdo… la semana pasada estuve
aquí a comprar aceite de ricino! Aquí es donde hay un boticario con una cara
agria y una quijada de asno. ¡Vaya quijada…! Con una como esa, exactamente,
venció Sansón a los filisteos.
-Si… -dice con voz de bajo el gordo-. Ahora la botica
está dormida… La boticaria estará también dormida… Aquí, Obtesov, hay una
boticaria muy guapa.
-La he visto. Me gusta mucho. Diga, doctor: ¿podrá
querer a ese de la quijada? ¿Será posible?
-No. Seguramente no lo quiere -suspira el doctor con
expresión de lástima hacia el boticario-. ¡Ahora, guapita… estarás dormida
detrás de esa ventana…! ¿No crees, Obtesov? Estará con la boquita entreabierta,
tendrá calor y sacará un piececito. Seguro que el tonto boticario no entiende
de belleza. Para él, probablemente, una mujer y una botella de lejía es lo
mismo.
-Oiga, doctor… -dice el oficial, parándose-. ¿ Y si
entráramos en la botica a comprar algo? Puede que viéramos a la boticaria.
-¡Qué ocurrencia! ¿Por la noche?
-¿Y qué…? También por la noche tienen obligación de
despachar. Anda, amigo… Vamos.
-Como quieras.
La boticaria, escondida tras los visillos, oye un
fuerte campanillazo y, con una mirada a su marido, que continúa roncando y
sonriendo dulcemente, se echa encima un vestido, mete los pies desnudos en los
zapatos y corre a la botica.
A través de la puerta de cristal, se distinguen dos
sombras. La boticaria aviva la luz de la lámpara y corre hacia la puerta para
abrirla. Ya no se siente aburrida ni desazonada, ya no tiene ganas de llorar, y
solo el corazón le late con fuerza. El médico, gordiflón, y el delgado Obtesov
entran en la botica. Ahora ya puede verlos bien. El gordo y tripudo médico
tiene la tez tostada y es barbudo y torpe de movimientos. Al más pequeño de
estos le cruje el uniforme y le brota el sudor en el rostro. El oficial es de
tez rosada y sin bigote, afeminado y flexible como una fusta inglesa.
-¿Qué desean ustedes? -pregunta la boticaria,
ajustándose el vestido.
-Denos… quince kopeks¹ de pastillas de menta.
La boticaria, sin apresurarse, coge del estante un
frasco de cristal y empieza a pesar las pastillas. Los compradores, sin
pestañear, miran su espalda. El médico entorna los ojos como un gato
satisfecho, mientras el teniente permanece muy serio.
-Es la primera vez que veo a una señora despachando en
una botica -dice el médico.
-¡Qué tiene de particular! -contesta la boticaria
mirando de soslayo el rosado rostro de Obtesov-. Mi marido no tiene ayudantes,
por lo que siempre lo ayudo yo.
-¡Claro…! Tiene usted una botiquita muy bonita… ¡Y qué
cantidad de frascos distintos..! ¿No le da miedo moverse entre venenos…?
¡Brrr…!
La boticaria pega el paquetito y se lo entrega al
médico. Obtesov saca los quince kopeks. Trascurre medio minuto en silencio… Los
dos hombres se miran, dan un paso hacia la puerta y se miran otra vez.
-Deme diez kopeks de sosa -dice el médico.
La boticaria, otra vez con gesto perezoso y sin vida,
extiende la mano hacia el estante.
-¿No tendría usted aquí, en la botica, algo…?
-masculla Obtesov haciendo un movimiento con los dedos-. Algo… que resultara
como un símbolo de algún líquido vivificante…? Por ejemplo, agua de seltz.
¿Tiene usted agua de seltz?
-Si, tengo -contesta la boticaria.
-¡Bravo…! ¡No es usted una mujer! ¡Es usted un hada…!
¿Podría darnos tres botellas…?
La boticaria pega apresurada el paquete de sosa y
desaparece en la oscuridad, tras de la puerta.
-¡Un fruto como este no se encontraría ni en la isla
de Madeira! ¿No le parece? Pero escuche… ¿no oye usted un ronquido? Es el
propio señor boticario, que duerme.
Pasa un minuto, la boticaria vuelve y deposita cinco
botellas sobre el mostrador. Como acaba de bajar a la cueva, está encendida y
algo agitada.
-¡Chis! -dice Obtesov cuando al abrir las botellas
deja caer el sacacorchos-. No haga tanto ruido, que se va a despertar su
marido.
-¿Y qué importa que se despierte?
-Es que estará dormido tan tranquilamente… soñando con
usted… ¡A su salud! ¡Bah…! -dice con su voz de bajo el médico, después de
eructar y de beber agua de seltz-. ¡Eso de los maridos es una historia tan
aburrida…! Lo mejor que podrían hacer es estar siempre dormidos. ¡Oh, si a esta
agua se le hubiera podido añadir un poco de vino tinto!
-¡Qué cosas tiene! -ríe la boticaria.
-Sería magnífico. ¡Qué lástima que en las boticas no
se venda nada basado en alcohol! Deberían, sin embargo, vender el vino como
medicamento. Y vinum gallicum rubrum… ¿tiene usted?
-Sí, lo tenemos.
-Muy bien; pues tráiganoslo, ¡qué diablo…! ¡Tráigalo!
-¿Cuánto quieren?
-¡Cuantum satis! Empecemos por echar una onza de él en
el agua, y luego veremos. ¿No es verdad? Primero con agua, y después, per se.
-El médico y Obtesov se sientan al lado del mostrador,
se quitan los gorros y se ponen a beber vino tinto.
-¡Hay que confesar que es malísimo! ¡Es un vinum
malissimum!
-Pero con una presencia así… parece un néctar.
-¡Es usted maravillosa, señora! Le beso la mano con el
pensamiento.
-Yo daría mucho por poder hacerlo no con el
pensamiento -dice Obtesov-. ¡Palabra de honor que daría la vida!
-¡Déjese de tonterías! -dice la señora Chernomordik,
sofocándose y poniendo cara seria.
-Pero ¡qué coqueta es usted…! -ríe despacio el médico,
mirándola con picardía-. Sus ojitos disparan ¡pif!, ¡paf!, y tenemos que
felicitarla por su victoria, porque nosotros somos los conquistados.
La boticaria mira los rostros sonrosados, escucha su
charla y no tarda en animarse a su vez. ¡Oh…! Ya está alegre, ya toma parte en
la conversación, ríe y coquetea, y por fin, después de hacerse rogar mucho de
los compradores, bebe dos onzas de vino tinto.
-Ustedes, señores oficiales, deberían venir más a
menudo a la ciudad desde el campamento -dice-, porque esto, si no, es de un
aburrimiento atroz. ¡Yo me muero de aburrimiento!
-Lo creo -se espanta el médico-. ¡Una niña tan bonita!
¡Una maravilla así de la naturaleza, y en un rincón tan recóndito! ¡Qué
maravillosamente bien lo dijo Griboedov! “¡Al rincón recóndito! ¡Al Saratov…!”
Ya es hora, sin embargo, de que nos marchemos. Encantados de haberla conocido…
encantadísimos… ¿Qué le debemos?
La boticaria alza los ojos al techo y mueve los labios
durante largo rato.
-Doce rublos y cuarenta y ocho kopeks -dice.
Obtesov saca del bolsillo una gruesa cartera, revuelve
durante largo tiempo un fajo de billetes y paga.
-Su marido estará durmiendo tranquilamente… estará
soñando… -balbucea al despedirse, mientras estrecha la mano de la boticaria.
-No me gusta oír tonterías.
-¿Tonterías? Al contrario… Estas no son tonterías…
Hasta el mismo Shakespeare decía: “Bienaventurado aquel que de joven fue
joven…”
-¡Suelte mi mano!
Por fin, los compradores, tras larga charla, besan la
mano de la boticaria e indecisos, como si se dejaran algo olvidado, salen de la
botica. Ella corre a su dormitorio y se sienta junto a la ventana. Ve cómo el
teniente y el doctor, al salir de la botica, recorren perezosamente unos veinte
pasos. Los ve pararse y ponerse a hablar de algo en voz baja. ¿De qué? Su
corazón late, le laten las sienes también… ¿Por qué…? Ella misma no lo sabe. Su
corazón palpita fuertemente, como si lo que hablaran aquellos dos en voz baja
fuera a decidir su suerte. Al cabo de unos minutos el médico se separa de
Obtesov y se aleja, mientras que Obtesov vuelve. Una y otra vez pasa por
delante de la botica… Tan pronto se detiene junto a la puerta como echa a andar
otra vez. Por fin, suena el discreto tintineo de la campanilla.
La boticaria oye de pronto la voz de su marido, que
dice:
-¿Qué…? ¿Quién está ahí? Están llamando. ¿Es que no
oyes…? ¡Qué desorden!
Se levanta, se pone la bata y, tambaleándose todavía
de sueño y con las zapatillas en chancletas, se dirige a la botica.
-¿Qué es? ¿ Qué quiere usted? pregunta a Obtesov.
-Deme… deme quince kopeks de pastillas de menta.
Respirando ruidosamente, bostezando, quedándose
dormido al andar y dándose con las rodillas en el mostrador, el boticario se
empina hacia el estante y coge el frasco…
Unos minutos después la boticaria ve salir a Obtesov
de la botica, lo ve dar algunos pasos y arrojar al camino lleno de polvo las
pastillas de menta. Desde una esquina, el doctor le sale al encuentro. Al
encontrarse, ambos gesticulan y desaparecen en la bruma matinal.
-¡Oh, qué desgraciada soy! -dice la boticaria, mirando
con enojo a su marido, que se desviste rápidamente para volver a echarse a
dormir-. ¡Que desgraciada soy! -repite.
Y de repente rompe a llorar con amargas lágrimas Y
nadie… nadie sabe…
-Me he dejado olvidados quince kopeks en el mostrador
-masculla el boticario, arropándose en la manta-. Haz el favor de guardarlos en
la mesa.
Y al punto se queda dormido.

FIN
“Аптекарша”, 1886
* “La mujer del boticario”, de Chejov, también se ha
traducido con el título “La boticaria”.
1. Kopek: Moneda rusa, equivalente a la centésima parte de
un rublo.
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