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digital de la Editorial Puerto Libro editorialpuertolibro@gmail.com AÑO IV – Nº
30 - AGOSTO de 2015
Capitán a cargo de la bitácora: Eduardo
Juan Foutel - Blog: foutelej.blogspot.com
Los capitanes en
su cuaderno de bitácora, permanentemente, dejan debida constancia de todos
aquellos acontecimientos que, de una forma u otra, modifican la rutina diaria.
En esta Carpeta de Bitácora –desde este Puerto-
trataremos de ir dejando nota de aquellos hechos que entendemos son merecedores
de ser destacados.
Hoy a este
Puerto han llegado noticias de que
hace 60 años “Paco” Porrúa funda “Minotauro”, una editorial nacida para la
promoción de autores de gran calidad pero aún poco conocidos. Se especializó
en ciencia ficción y literatura fantástica.
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Después de haber
creado la editorial en Buenos Aires y editar diversos autores, en 1975 Porrúa se instaló en Barcelona (España), con
el consiguiente traslado de su compañía. En 2001, vendió Ediciones Minotauro al Grupo Planeta. En la actualidad está dirigida por Laura Falcó
Lara.
Relevancia
en el ámbito hispano-hablante
Minotauro desempeñó un papel
importante entre las editoriales en español dedicadas
a la ficción especulativa del siglo XX,
puesto que dio a conocer en su idioma a autores como Brian W. Aldiss, J. G. Ballard, Alfred Bester, Ray Bradbury, Ursula K. Le Guin, Cordwainer Smith, Olaf Stapledon, Theodore Sturgeon y J. R. R. Tolkien, entre otros. También publicó autores de habla hispana como Angélica Gorodischer, Carlos Gardini, Mario Levrero, Alberto Vanasco, Eduardo Goligorsky y Ana María Shua.
La editorial supo
destacarse además por una cuidada edición, con una estética sobria y original
que se alejaba de las portadas pulp y que se renovó cada década. Los autores elegidos también se
diferenciaban de los clásicos pulps y los escritores de «ciencia ficción dura» que publicó John W. Campbell, y se orientaban
a una ciencia ficción menos técnica, con varios autores de la «Nueva ola» inglesa y los
escritores norteamericanos que esta influenció.
Historia
Minotauro se
encuentra íntimamente ligada a dos autores en lengua inglesa cuyas traducciones
publicó en español: Ray Bradbury y J. R. R. Tolkien.
La fantasía
futurista de Crónicas marcianas fue el primer libro publicado por Minotauro en 1955, traducido bajo
seudónimo («Francisco Abelenda») por el propio Porrúa y con prólogo del
entonces conocido pero no laureado Jorge Luis Borges. Otras obras emblemáticas de Bradbury, como Fahrenheit 451 y El hombre ilustrado también están en el catálogo de Minotauro. En lo que respecta a
Tolkien, es la única editorial de lengua no inglesa que dispone en su catálogo
de toda su narrativa. Fue en 1977 cuando Minotauro publicó en español el primer tomo de El Señor de los Anillos (Porrúa se hizo con los derechos casualmente, al encontrar la obra
entre los libros de desecho que tenía un agente en Buenos Aires). En 2005 se publicó el
último texto inédito en castellano de Tolkien, Las aventuras de Tom Bombadil y otros poemas de El Libro Rojo. Ese mismo año
se calculaba que Minotauro había vendido desde 1977 cerca de ocho millones de libros de las obras de Tolkien en
castellano.
En 2001 Porrúa vendió la
editorial al Grupo Planeta. Si bien este cambio trajo algunas innovaciones,
como la publicación autores españoles y la creación en 2004 del Premio Minotauro de literatura fantástica, también significó una modificación del
criterio editorial, que ya no queda en manos de Porrúa.
Revistas
Entre septiembre
de 1964 y junio de 1968 se editó una revista con el mismo nombre de la editorial de ciencia ficción, que publicó diez números en total, con cuentos seleccionados de la revista
norteamericana The Magazine of Fantasy and Science Fiction.
El director era Ricardo Gosseyn, otro de los seudónimos de Porrúa, tomado del
personaje de varias novelas de A. E. van Vogt.
De 1983 a 1986 Marcial Souto dirigió una nueva versión de la revista, diferente a la de Porrúa en
muchos aspectos, compartiendo solo la publicación de algunos autores y un
espíritu de renovación en cuanto a contenidos y presentación, que definió a
ambas.
Colecciones
Minotauro tiene
siete colecciones diferentes:
·
Bibliotecas de autor: Autores que
constituyen la base del catálogo de Minotauro:
·
Utopías: títulos de un género lindante con
la ciencia ficción, la fantasía, la sociología y la política;
·
Ucronía: Recoge obras que exploran cómo se
hubiera desarrollado la historia de la humanidad si en algún momento los
acontecimientos hubieran sido distintos.
Francisco Porrúa (Corcubión, La Coruña, 1922 - Barcelona, 18 de diciembre de 2014), conocido también como Paco Porrúa, fue un editor y traductor
literario español con nacionalidad argentina. Para sus traducciones empleó
varios seudónimos, como Luis Domènech, Ricardo Gosseyn, Francisco Abelenda o simplemente F. A. Publicó Rayuela, deJulio Cortázar y Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez. FundóEdiciones Minotauro, una de las principales editoriales de ciencia ficción de habla hispana, donde editó
por primera vez en este idioma libros deBradbury, Tolkien y Ballard, entre
otros.
Biografía
Primeros años
Su
padre fue marino mercante y posteriormente agente marítimo. Tras
la boda de sus padres en España, y aproximadamente un año y medio después del
nacimiento de Francisco, la familia se trasladó a Comodoro
Rivadavia, en la Patagonia
Argentina, donde nacieron sus tres hermanos. En aquel sitio, según sus propias
palabras, la presencia del mar y el desierto le
provocaron «una libertad casi total para un niño de los 2 hasta los 6 años». En su infancia leyó a autores como Julio Verne y a H. G. Wells. A los
18 años se mudó a Buenos Aires, para estudiar en la Facultad de Filosofía y Letras.
1955 - 1977
En Ediciones Minotauro
Después de
trabajar como editor en una enciclopedia y de llevar a cabo algunas
traducciones del inglés y francés, en 1955 leyó en una
revista de Jean Paul Sartre titulada Les Temps Modernes, sobre un
escritor al que describían como «el poeta de la ciencia ficción»; Ray
Bradbury. Esto lo motivó a comprar su libro El hombre ilustrado. Ese mismo año consiguió los
derechos de dos de sus obras, más una de Theodore Sturgeon y Clifford D. Simak y fundó Ediciones Minotauro, editorial a la que luego se
asoció Antonio López
Llausás,
gerente de la Editorial Sudamericana, con el fin de incrementar las
publicaciones de literatura de ciencia ficción.
Porrúa se encargó de todas las
traducciones, pero bajo varios seudónimos. Como la editorial era un
emprendimiento casi independiente, él mismo era editor, encargado de los tratos
comerciales e incluso colaboraba en la parte gráfica, por eso, que la persona a
cargo de todo estos aspectos fuese además el traductor resultaba algo excesivo.
Firmando como Francisco Abelenda (su apellido materno, que empleaba como
seudónimo en sus traducciones mejor logradas) tradujo el primer libro que
editó, Crónicas marcianas, de Bradbury, que fue
prologado por Jorge Luis Borges.
Entre septiembre de 1964 y junio de 1968 editó una revista con el mismo nombre de su editorial de ciencia
ficción, cuyos cuentos eran una selección de la revista The Magazine of Fantasy and Science Fiction.
Con Minotauro,
Porrúa produjo una nueva forma de editar literatura de ciencia ficción, además
de ampliar el número de escritores que el público conocía. Estos dos aspectos
se resumen en su forma de editar libros, cuyas tapas mostraban diseños
sofisticados en vez de las características ilustraciones de los pulps norteamericanos, sumado al cuidado que entregaba a las traducciones.
Para ampliar la frontera de autores que se editaban en el país, seleccionó
escritores que por aquellos años renovaron el género al alejarse de la «ciencia ficción dura». Algunos de lo autores
publicados con el transcurso de los años fueron; Brian W. Aldiss, J. G. Ballard, Alfred Bester, Ray Bradbury, Angela Carter, Philip K. Dick,Ursula K. Le Guin, Cordwainer Smith, Olaf Stapledon, Theodore Sturgeon, J. R. R. Tolkien y Roger Zelazny, entre otros.5También
se editaron algunos libros de autores de habla hispana como Carlos Gardini, Eduardo Goligorsky, Angélica Gorodischer, Mario Levrero, Ana María Shua y Alberto Vanasco.
Su trabajo en Sudamericana
En 1958, movido por el criterio con
que Porrúa manejaba su propia editorial, Jorge López Llovet, hijo de Antonio, lo contrató como asesor de
Sudamericana. Tras entrar en esta editorial recibió un
manuscrito de Las armas secretas, de Julio Cortázar. Como Sudamericana ya había editado un libro de cuentos del mismo
autor llamado Bestiario, cuyas ventas habían resultado
muy escasas, Porrúa tuvo que insistir para su publicación. El libro fue un
éxito y dio impulso a la carrera de Cortázar, que publicó por la misma editorial Rayuela, una de sus mejores obras.
Antonio López Llausás lo nombró
director literario en 1962. Más adelante, Carlos Fuentes habló con Luis Harss para que éste recomendara a
Porrúa un escritor llamado Gabriel García Márquez. Tras leer varios de sus
libros, se interesó por el autor y se puso en contacto con él, por lo que
García Márquez le envió un nuevo libro que estaba terminando. Aquella
publicación estaba destinada a quedar en la historia, porque se trataba de Cien años de soledad, una de las obras más
reconocidas del escritor y de la literatura de
habla hispana en general, también traducida posteriormente a más de treinta y
cinco idiomas.
Junto a
Sudamericana publicó, además de a Cortázar y García Márquez, a autores como Manuel Puig, Juan José Saer,Lawrence Durrell, Alejandra Pizarnik, Alberto Girri, Arturo Carrera y Leopoldo Marechal.
1977 - 2014
En 1977 se trasladó a Barcelona, sin
renunciar a su editorial, con la que siguió editando desde España, aunque
produciendo, en simultáneo, una edición argentina. A finales de ese año
consiguió, casi por casualidad, los derechos para publicar El Señor de los Anillos. Aunque no tenía un interés
especial en editar el libro y lo hizo preferentemente porque es una obra
importante de la literatura fantástica, se vendieron cuarenta mil
ejemplares en quince días y cerca de ocho millones desde su publicación. Porrúa
tradujo en solitario el primer tomo de la novela bajo el seudónimo de Luis Domènech,
y los dos siguientes junto a Matilde Zagalsky, que firmó como Matilde Horne.
En Europa trabajó también para la editorial Edhasa hasta 1992. Como ésta se encontraba
editando la segunda época de la Colección
Nebulae,
dedicada a la ciencia ficción, hubo cierta relación con Minotauro con títulos
que, cuando no eran publicados directamente por la editorial de Porrúa, pasaban
a la colección de Edhasa.8
En 2001 vendió Ediciones Minotauro a Editorial Planeta, cambio que trajo algunas novedades como
el premio a la mejor novela que otorga todos los años, pero que ha modificado
el criterio editorial, ya que este dejó de tener el sello personal de Francisco
Porrúa en cuanto a la selección de los títulos.
Premios
·
Reconocimiento al Mérito Editorial en 2003, otorgado por la Feria
Internacional del Libro de Guadalajara;4
·
Premio Gabriel a la labor de una vida otorgado
en 1999 por la Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror.
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