El monumento
Un señor entra
a un negocio con una
pequeña bolsita en su mano, saluda:
- Buenos días.
A la vendedora
le llama la atención esa péqueña bolsa que llevaba y le pregunta:-
¿Qué lleva en esa bolsita?
- Un zapato / responde
- Ya entiendo, se olvido el otro para no decir se
olvidó un zapato.
- No –dice- en realidad me encontré un zapato.
Esto nos enseña a que no debemos sacar conclusiones si
no tenemos la información necesaria.
Muigai era uno de los más antiguos empleados del Arusha
Museum of Natural History, Institución inaugurada en 1977.
En este Museo se encuentran expuestos elementos que
representan la historia colonial, la lucha por la independencia y el desarrollo
político de Tanzania. En sus salas y galerías, se puede ver la transformación
del desarrollo político, social y económico
de 1950 a 1960. Además, fotografías de la época de ocupación alemana y
las armas tradicionales utilizadas por los africanos para luchar contra esa
ocupación y lo que ella representó en términos de vidas humanas.
Recordemos que en 1899 los alemanes comenzaron la
construcción de una fortificación, un fuerte, y para ello obligaron a los
Maasai a su construcción. Más de 500 hombres de esa tribu fueron abatidos a
tiros por los alemanes cuando se negaron a tomar parte en la construcción de
dicha fortaleza. Este fuerte, manchado de sangre, fue utilizado como cuartel
primero y, más tarde, por los colonos británicos, como oficinas del Gobierno
regional hasta 1934 cuando se convirtió en Museo.
Hoy en día, es un lugar donde los grandes descubrimientos
arqueológicos de los primeros hombres se muestran. Además es donde se conserva
la historia moderna de Arusha.
Muigai no solo era un eficiente empleado, sino que por su
naturaleza curiosa, se fue transformando poco a poco en un hábil investigador.
Frente a él, estaban todos los elementos. Solo había que reordenarlos,
clasificarlos y prestar un poco de atención a los detalles. Este hombre, de
origen africano, habiendo visto las evidencias que en su museo se exhibían
respecto al maltrato sufrido por sus congéneres por parte de los blanco
europeos, poco a poco se fue transformando en un ideólogo de la causa africana,
de sus hombres, tratando de destacar a aquellos que por alguna razón se habían
destacado en la vida, ya como deportistas, artistas y/o científicos.
Un día, descubre en los sótanos del Museo, un montón de cajas
muy bien cerradas cuyo contenido ignoraba
y, como un empleado bueno y eficiente (y curioso), sin pedir autorización a nadie decide abrir
uno de los paquetes.
Su sorpresa no fue pequeña: estaba frente a si toda la
documentación administrativa que generó el llamado a licitación internacional
para la construcción de esa ciudad de
Arusha (la cual hoy cuenta con 200.000 habitantes). Luego de analizar los
documentos de acto licitatoria descubre –algo que el común de la gente no
sabía- que la obra había sido construida por empresas europeas especialmente
italianas.
En otro de los paquetes, encuentra documentación de la obra,
informes de la marcha de la obra hecha por otra empresa diferentes también
contratada por el Gobierno de Tanzania y los primeros planos de obra. Listas
con la nómina del personal que trabajaba en la obra ya sea nacional o
extranjero tanto de los de nivel gerencial como los de menor rango laboral.
Su curiosidad fue total. Para este empleado del museo era
todo un descubrimiento (y en verdad lo era, no por secreto sino por oculto).
Del análisis de los distintos documentos que cuidadosamente
iba clasificando y ya pensando en su exhibición, descubre que uno de los
Ingenieros, uno de los más importantes era Africano.
De dónde saca tales conclusiones, de su apellido. Un apellido de origen africano y
que tanto en Tanzania como en Kenia era muy conocido.
Su africanismo lo obnubiló y todo su esfuerzo fue para ver,
conforme la documentación guardada, cuál había sido verdaderamente su rol en la
obra pues todo lo que había visto que en los listados se encontraba este
africano entre los principales hacedores de aquella obra.
Informe tras informe ya de la Empresa adjudicataria como de
la controladora mostraban a este hombre desempeñando un papel significativo.
Nunca nadie había hablado de ello. Era todo un descubrimiento.
Dentro de su pensamiento, inmerso en la causa africana, solo se
detuvo en que tal información había sido
premeditadamente oculta para no mostrar a un hijo de aquella tierra como uno de
los principales actores en aquella magna empresa. No olvidemos que esta ciudad
se transformaría en la capital de la unión de tres repúblicas africanas:
Tanzania, Kenia y .
La búsqueda, clasificación y selección de documentos se había
transformado para este inquieto empleado en una obsesión. Documento tras
documento, plano tras plano, caja tras caja y así durante días enteros,
semanas, meses.
Cada caja que abría
era como abrir una caja de Pandora. Tanta era la documentación que
exhibía a este hijo de África como un Ingeniero importantísimo en la obra, que
decidió separar y sistematizar la información pues ya estaba convencido que por
su jerarquía merecía un monumento.
Así fue como preparó una nota muy bien y extensamente fundada,
que acompañada de una numerosísima documentación, elevó al Director del Museo
para que por su intermedio y aprovechando la importancia y seriedad de este
Organismo, gestionara la construcción de un monumento a este africano a quien
tanto se le debía por su aporte en la génesis de aquella ciudad.
Paralelamente y sin esperar una respuesta, buscó un lugar en
la ciudad donde erigir aquel testimonio.
El lugar perfecto era la rotonda que forma la intercección de
Colonel Middleton Rd. y Makao Mapya Rd., muy cerca del Arusha Lutheran Medical
Center, la Arusha Comunity Chuch y el
Soweto General Hospital Kilibarnadental & Clinicans Associates y del Arusha
Stadium y la Bus Station.
La otra gran rotonda, frente al Museo, ya se encontraba
ocupada con la magnífica obra de Arthur Buliva: Uhuru Monument, es por ello que
la búsqueda presentó alguna dificultad.
Paralelamente, este eficiente empleado se dedicó a la
búsqueda de aquel africano que otrora fuera un elemento importante dentro de la
estructura de la Empresa Italiana adjudicataria de la obra.
Luego de buscarlo en África, lo buscó en Italia, y tras el
resultado negativo en Europa, luego lo hizo en el mundo. Su intensa búsqueda lo
llevó a Buenos Aires, argentina, dónde encontró un domicilio.
Para asegurarse que se trataba de la misma persona, le envió
una carta en la que, palabras más palabras menos, le preguntaba si era la misma
persona que andaba buscando y como dato le refería la obra de Arusha en
Tanzania.
La respuesta tardó en llegar, pero llegó finalmente, pues
este Ingeniero se encontraba trabajando en Angola y tenía para un tiempo más
todavía en Africa.
También, en su respuesta, le hace referencia que se
encontraba en Buenos Aires en esos momentos en forma transitoria pues debía ser
objeto de un trasplante de corazón.
Verificada la identidad de aquel Ingeniero, informa presuroso
al Director del Museo respecto del lugar propuesto para erigir el monumento
como así también de la dirección del Ingeniero en Buenos Aires.
La gestión no fue fácil pero poco a poco el expediente creía
en ancho o en altura y cada vez más Organismos intervenían y daban su opinión.
En el área de Cultura, no tardaron varios de los funcionarios
en proponer al Escultor, comisión que finalmente recayó en Arthur Buliva.
Este, además de ser el autor del Monumento a la Libertad
(Uhuru Monument), es africano, vive en Kenia, Nairobi, y es Ingeniero en
software y traductor (habla Swahili, Inglés, Kuhya, Luo y
Embajador del Proyecto Fedora siendo su localización rápida pues su correo electrónico es: arthurbuliva@fedoraproyect.org y tiene un blog además de cuentas en Yahoo, gtalk, etc..
Finalmente la aprobación fue un hecho. En el mismo acto
administrativo, se aprueba la designación de Arthur Boliva para el proyecto de
la obra y se aprueba la rotonda de la intersección de Colonel Middleton Rd. y
Makao Mapya Rd., como decía la propuesta, muy cerca del Arusha Lutheran Medical
Center, la Arusha Comunity Chuch y el
Soweto General Hospital Kilibarnadental & Clinicans Associates, del Arusha
Stadium y la Bus Station.
Con esta aprobación, Muigai –el empleado del Museo- fue
designado coordinador del proyecto y ejerciendo tal función fue controlando la
marcha de las obras y que se cumplan con los plazos oportunamente fijados.
Cumpliendo el rol asignado, se comunicó tanto en Tanzania
como en Kenia con aquellos que él estimo eran parientes, invitándolos a la
inauguración del Monumento destacándoles que “es un honor para nosotros, los
africanos, que un hombre de nuestra misma sangre y nacido entre nosotros, haya
formado parte importantísima en la construcción de esta ciudad y que, a lo
largo de su carrera, haya intervenido en
importantísimas obras ya en nuestro continente como en otros.
Las respuestas a esta invitación no se hicieron esperar. La
mayoría destacaba que no lo conocían pero que sería un honor para ellos no solo
conocerlo sino darle un marco familiar a tan importante acto.
Como no podía faltar, se le envió a Buenos Aires diez pasajes
aéreos de ida y vuelta para que el Ingeniero homenajeado pueda ir al acto con
su familia la que, como buen africano debía ser numerosa.
La obra, que engalanaba la ciudad por su estética, ya estaba
lista (dos días antes de lo previsto), las invitaciones y reservas de hoteles
estaban realizadas.
Para el Ingeniero y su familia The Arusha Hotel, de cinco
estrellas, era la mejor reserva, ya que contaba con opciones de ocio y
esparcimiento como una piscina descubierta. También cuenta con centros de
negocios y ofrece salas de reuniones para grupos pequeños. Igualmente tiene
sala de recepción y salas de conferencia. Incluye bar o louge. Como si esto
fuera poco, también ofrece al visitante los servicios de un casino, tienda de
recuerdos y jardín. El servicio de habitación es completo, también cuenta con
aire acondicionado, habitaciones para no fumadores, mini bar, cable/satélite e
internet de alta velocidad. Películas en la habitación, secador de pelo, ducha
y bidé. Cuenta este hotel con un campo de golf. Por supuesto, empleados
multilingüe.
También se le ofreció como opción el Kimbo Palace Hotel
Arusha. Este era un cuatro estrella pero excelente. Entre las opciones de ocio
y esparcimiento, figuran piscina descubierta, gimnasio y baño turco. También
cuenta con centro de negocios, sala de conferencias y/o reuniones para grupos
pequeños, Mini bar, cafetera/tetera, secador de pelo, esto dentro del servicio
de habitación.
El resto de los invitados fueron derivados East African Hotel
al The African Tulip y al Mc-Ellys Hotel Arusha. Todos de primera línea.
Poco a poco los supuestos familiares fueron llegando y desde
el aeropuesto vehículos contratados al efecto los fueron trasladando cada uno
al hotel elegido.
Por razones ajenas a la organización del evento y por un
retraso en la salida del avión de Ezeiza (Buenos Aires) por conflictos
gremiales, el Ingeniero y su familia, arribaron el día del descubrimiento de la
obra pocos minutos antes de la hora fijada para el comienzo del acto.
Todos estaban reunidos. Los palcos llenos de funcionarios y
familiares. Debajo de los palcos, ocupando parte de la calle, el pueblo
esperaba el gran acontecimiento.
Todo estaba listo y demorando el inicio de este nuevo
episodio en la vida ciudadana a la espera del vehículo que transportaba al
Ingeniero y su familia.
Dos patrulleros con sus motocicletas embanderadas y haciendo
sonar sus sirenas anunciaban la
proximidad de la comitiva. Frente al Palco Oficial, que contaba con la
presencia del Presidente de Tanzania, Ministros, funcionarios de alto rango, el
Director del Museo y el Coordinador del evento -el empleado del Museo- Muigai, se detuvieron ambas motocicletas;
atrás, el lujoso automóvil que traía al Ingeniero y su familia.
Muigai, ágilmente y muy ansioso, rápidamente abandonó el
Palco para abrir la puerta del auto y descendiera el Ingeniero y su familia.
Abre la puerta y queda petrificado. Quien descendía del
vehículo no era de raza negra, era un blanco y con un ligero aire inglés. Atrás
descendió su esposa, también blanca de aspecto europeo. Luego su hijo de nombre
Stuart, un flaco que parecía haber salido de una revista de modas del Reino
Unido, su hija una rubia con su marido y sus dos hijitos, nietos del Ingeniero.
El bullicio de la gente finalizó. El Director del Museo trató
de matar a su empleado con su mirada. Arthur Buliva no entendía de dónde ese
estúpido había sacado que este Ingeniero era africano y llevar adelante la construcción
de un monumento que representaba la causa africana.
Los supuestos parientes nada entendían y menos de dónde había
sacado este curioso empleado que ese rubio ingeniero podía ser su pariente.
Así las cosas, hábilmente el Presidente de Tanzania cambia su
discurso –que era trasmitido por radio y televisión- y expresa su beneplácito
por recibir después de tantos años a uno de los Ingenieros de la firma Italiana
que había trabajado en el origen de esta
ciudad que hoy, gracias al pueble de Arusha se había transformado en una gran
ciudad de más de doscientos mil habitantes, con unos ciento cincuenta hoteles
de primera línea que reciben al mundo para mostrarle la grandeza del continente
negro.
Los hombres del presidente interrumpieron el discurso con
aplausos y vivas al pueblo africano que contagiado del entusiasmo instalado, también rompió en aplausos.
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