viernes, 15 de junio de 2018

La Bitácora del Puerto nº 59


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   La bitácora del Puerto              
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 AÑO  VII – Nº 59, junio  de 2018
Capitán a cargo de la bitácora: Eduardo Juan Foutel  - Blog: foutelej.blogspot.com

Los capitanes en su cuaderno de bitácora, permanentemente, dejan debida constancia de todos aquellos acontecimientos que, de una forma u otra, modifican la rutina diaria. En esta Carpeta de Bitácora –desde este Puerto- trataremos de ir dejando nota de aquellos hombres o mujeres de letras que entendemos son dignas de ser destacados. Hoy, la figura es Eduardo Juan Foutel.

Como metodología siempre utilizada, comenzamos esta reseña con datos curriculares del autor. Esta circunstancia me inhabilita a referenciar tales datos toda vez que debería hacerlo en primera persona.

No obstante ello, puedo manifestar sin hesitación alguna, que Foutel nació en la ciudad de La Plata el 27 de julio de 1944, siendo hijo de Juan Manuel Foutel (1909 – 1947), médico, y de María Amelia Catalá (1908 – 1978), docente. Eduardo fue el segundo de tres  hijos; Manuel Santiago (1943 – 1987) y Ana María (1947 – 1966).
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Fué formado en la Universidad Nacional de La Plata, habiendo ingresado al Jardín de infantes de la Escuela Graduada Joaquín V. Gonzalez a los 4 años para luego de transitar todos sus estamentos egresar como Abogado.


Más allá de haber ejercido la profesión liberal, también formó parte de la Planta de empleados estatales, ejerciendo finalmente la profesión dentro del Derecho Público. También ejerció la docencia.
Poco antes de jubilarme, se sacó el gusto de iniciarse en el mundo de la escritura dentro de la ficción y así, con la jubilación del Estado primero y luego como abogado de la Matrícula, trató de vivir más tiempo dentro del mundo de la fantasía.
El primer libro fué “Cartas de amor y otros cuentos”, seguido de “Cuentos de aquí, de allá y del más allá” y de “El jardín de las calas”. Hoy ya en proceso de edición, está “Amnesia”-


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El Doctor Eduardo Juan Foutel presentó su segundo libro

Se realizó en el Complejo Bibliotecario Municipal "Palacio López Merino", "Cuentos de aquí, de allá y del más allá" es el título de esta nueva obra.
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El pasado martes 30 de octubre, el querido abogado platense Eduardo Juan Foutel presentó junto con el reconocido Prof. Dr. Pablo Reca, que comentó la obra, su segunda obra literaria.

El autor que nació en La Plata, es abogado egresado de la UNLP. Actualmente se desempeña en forma particular, durante más de treinta años se desempeño en el Estado Provincial y además de formar parte del Honorable Consejo Directivo del Colegio de Abogados durante la década del 80. Retirado de la Administración Pública, Foutel, sigue a desarrollando su nueva faceta en la vida, narrador de ficciones.

En la presentación de la segunda obra, el autor fue acompañado por su familia, amigos, ex compañeros de la escuela Anexa y el Colegio Nacional, además de integrantes de instituciones intermedias de la región como "Hoja de Tilo", "Orientación para la Joven" y "Ayuda en Acción".

El Prof. Pablo Reca, que se refiriera a "Cuentos de aquí, de allá y del mas allá", manifestó que el estilo del autor es ágil y de lectura atrapante, además de resaltar los valores personales de Eduardo Foutel. 

Sé que mucho más se puede decir de mi trayectoria vital, pero no he podido derribar más barreras inhibitorias que las referidas retro.



TERCER DOMINGO DE JUNIO

CAPITULO I
7.800.000 MINUTOS ANTES



Roy –que así le decían a Rolando Fuentes-  nuevamente se encontraba en un apuro financiero (no tenía un mango ni dibujado). Solo le quedaba pedirle “prestado” a su amigo Francisco que él siempre tenía.
Pero ¿cuál era la fuente de recursos de Francisco quien nunca se quedaba sin dinero? Muy simple. Tenía un tipo raro de sangre y en los Bancos de Sangre su aporte siempre fue muy bien cotizado.
Además, Francisco trabajaba y con eso realmente le alcanzaba para vivir modestamente; estilo de vida que nunca le gustó.
Fue que, con ese buen pasar, supo enamorar a Susana y poco tiempo después llevarla al Registro Civil y luego al altar.
Realmente eran muy felices y fruto de aquel amor vinieron dos hijos.
Aquel casamiento fue de campanillas. Nada falto ni quedó postergado. Tal cual la fiesta de un millonario.
Sus amigo se preguntaban ¿Le quedara sangre en el cuerpo para pagar tanto lujo?
Pero Francisco, hombre joven, muy bien parecido, con excelente aptitud genética y un cuerpo naturalmente escultural, de tanto concurrir al Servicio de hemoterapia  pudo descubrir, medio escondido, un Banco de espermas. Aquel Nuevo Banco pagaba mucho mejor que el de Sangre. Fue así que cuando necesitó más dinero, sabía que su servicio en el Nuevo Banco cubriría su necesidad.
Así pagó Francisco su fiesta de casamiento. Él era solo, sin padres ni hermanos. Sus amigo más que ayudarlo se valían de él.
Junto con el matrimonio llegó un crecimiento laboral que hizo que su ingreso aumentara de tal manera que sus visitas al Banco de Sangre fueran solo a requerimiento de éste y en calidad de donante.


CAPITULO II
4.178.200 MINUTOS ANTES


La lluvia fue el elemento fundamental para que aquel vehículo no pudiera ser controlado y se desbarrancara. Tres muertos y un herido fueron las víctimas. De los muertos, dos eran niños y una mujer, aparentemente viajaban un matrimonio con sus hijos.
El sobreviviente –muy mal herido- era Francisco y las víctimas su esposa e hijos.
Rápidamente fue trasladado a un centro médico para sus primeros auxilios y luego, con un helicóptero,  transferido a una Institución de mayor complejidad.
Meses después, fuera de peligro, es dado de alta. Poco a poco se fue reestableciendo y sus heridas mutaron en cicatrices. Pero en su mente no cerraban las heridas por la pérdida de su esposa e hijos.
El alta médica le permitió regresar a su actividad laboral, accionar que le ocupaba el tiempo y poco a poco le ayudaron a desbloquear su mente. Sin olvidar su mal, aprendió a vivir con esa pérdida.


CAPITULO III
17.280 MINUTOS ANTES


Un instante de distracción, un chofer imprudente, un cuerpo tendido sobre la calle y un auto que abandona la escena. Minutos más tarde una ambulancia de alta complejidad trasladaba aquel cuerpo al Nosocomio designado.
Esa noche, un llamado desesperado del Servicio de hemoterapia buscando dadores de sangre. Era un grupo y factor muy raro o escaso dentro de la población general. El alerta ocupó tanto las páginas de los diarios como llamados solidarios televisivos. La respuesta fue inmediata y mucho más importante de lo esperado.
El Banco de Sangre del Nosocomio supo abastecerse como también preparar los listados de dadores con sus teléfonos y direcciones.
Con semejante respuesta, Francisco recibió varias transfusiones y a partir de ellas su recuperación pareció milagrosa. No olvidemos que Francisco exhibía un cuerpo naturalmente privilegiado.
No obstante ello, sus días en terapia intensiva e intermedia los pasó solo con la única compañía de Sara la enfermera. Con ella se confesó, le contó su vida y su soledad. Sara supo escucharlo y comprenderlo.
Ella también era un espíritu solitario y encontró en Francisco alguien personal por quien preocuparse y ocuparse. De ahí que no solo mantenían grandes charlas, donde se confesaban todo, sino que Sara le ponía un plus a su accionar.
Sara le dice a Francisco: “Me dijiste que no tenías a nadie, ni hermanos ni hijos ni nada”.
-          “Es verdad, nada debo ni puedo ocultarte”.
-          “Sin embargo, uno de los donantes debe ser hijo tuyo no solo por su raro tipo sanguíneo sino que además es igual a Vos”
-          “Debe ser muy buen mozo el caballero. Pero te repito, no tengo hijos”.
Sin entrar en discusiones inútiles y malsanas, Sara se dirigió al Servicio de Hematología, habló con uno de los médicos del Servicio formulándole un requerimiento.
Había pasado un día y el Dr. Miraflores tenía la respuesta, y con ella un resultado por demás sorprendente. No solo había realizado una análisis de ADN del donante indicado por Sara, sino que  el mismo análisis había practicado en nueve muestras más y las diez dieron resultado positivo. No había duda, las madres eran diferentes pero el padre era uno solo: Francisco.
La sospecha de Sara se confirmó pero ahora tenía nuevos interrogantes, pues de las diez muestras tomadas, todos resultaban ser hermanos biológicos por parte de padre.
La pregunta del millón de dólares que se formulaba Sara era ¿Cómo le digo a Francisco que no está solo sino que, además,  tiene por lo menos diez hijos?


CAPITULO IV
30 MINUTOS ANTES

Aquel domingo por la mañana Francisco despertó tranquilo. Había dormido toda la noche de un tirón. Cerca del medio día llegó Sara, como de costumbre, lo saluda y como cuestión atípica le pregunta al paciente qué  quería comer.
-          Cualquier cosa es igual, todo es casi una porquería.
A las 12:30 hs. la mucama entra con el servicio. Éste era por demás abundante. Exageradamente abundante. Era como para diez o más personas.
Al retirarse deja la puerta abierta y entra un joven. Realmente eran muy parecidos.
Francisco lo mira y le dice: Vos debes ser el donante de quien me habían hablado. Si, efectivamente tenemos el mismo tipo.
El joven sin más, le dice: Feliz día del Padre y le entrega un presente.
Tras él, otro y otro más, y más, todos con un presente y los mejores deseos para aquel hombre que yacía en la cama a quienes todos llamaron “PAPÁ”.
¿Udes. creen que fueron diez los que entraron? No, fueron más de cien, y ocuparon no solo la habitación de Francisco, sino también los pasillos y hasta el hall de entrada.  Todos con su regalo.

Junio de 2017

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