
La
bitácora del Puerto
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AÑO VII – Nº 59, junio de 2018
Capitán a cargo de la bitácora: Eduardo Juan Foutel - Blog: foutelej.blogspot.com
Los capitanes en su
cuaderno de bitácora, permanentemente, dejan debida constancia de todos
aquellos acontecimientos que, de una forma u otra, modifican la rutina diaria.
En esta Carpeta de Bitácora –desde este Puerto- trataremos de ir dejando nota
de aquellos hombres o mujeres de letras que entendemos son dignas de ser
destacados. Hoy, la figura es Eduardo
Juan Foutel.
Como metodología
siempre utilizada, comenzamos esta reseña con datos curriculares del autor.
Esta circunstancia me inhabilita a referenciar tales datos toda vez que debería
hacerlo en primera persona.
No obstante ello, puedo
manifestar sin hesitación alguna, que Foutel nació en la ciudad de La Plata el
27 de julio de 1944, siendo hijo de Juan Manuel Foutel (1909 – 1947), médico, y
de María Amelia Catalá (1908 – 1978), docente. Eduardo fue el segundo de
tres hijos; Manuel Santiago (1943 –
1987) y Ana María (1947 – 1966).
Fué formado en la
Universidad Nacional de La Plata, habiendo ingresado al Jardín de infantes de
la Escuela Graduada Joaquín V. Gonzalez a los 4 años para luego de transitar
todos sus estamentos egresar como Abogado.
Más allá de haber ejercido la profesión liberal, también
formó parte de la Planta de empleados estatales, ejerciendo finalmente la
profesión dentro del Derecho Público. También ejerció la docencia.
Poco antes de jubilarme, se sacó el gusto de iniciarse en el mundo de la escritura dentro de la ficción y así,
con la jubilación del Estado primero y luego como abogado de la
Matrícula, trató de vivir más tiempo dentro del mundo de la fantasía.
El primer libro fué “Cartas de amor y otros cuentos”, seguido de
“Cuentos de aquí, de allá y del más allá” y de “El jardín de las calas”. Hoy ya
en proceso de edición, está “Amnesia”-

El Doctor
Eduardo Juan Foutel presentó su segundo libro
Se realizó en el Complejo Bibliotecario Municipal
"Palacio López Merino", "Cuentos de aquí, de allá y del más
allá" es el título de esta nueva obra.
El pasado martes 30 de octubre, el querido abogado
platense Eduardo Juan Foutel presentó junto con el reconocido Prof. Dr. Pablo
Reca, que comentó la obra, su segunda obra literaria.
El autor que nació en La Plata, es abogado egresado de
la UNLP. Actualmente se desempeña en forma particular, durante más de treinta
años se desempeño en el Estado Provincial y además de formar parte del
Honorable Consejo Directivo del Colegio de Abogados durante la década del 80.
Retirado de la Administración Pública, Foutel, sigue a desarrollando su nueva
faceta en la vida, narrador de ficciones.
En la presentación de la segunda obra, el autor fue
acompañado por su familia, amigos, ex compañeros de la escuela Anexa y el
Colegio Nacional, además de integrantes de instituciones intermedias de la
región como "Hoja de Tilo", "Orientación para la Joven" y
"Ayuda en Acción".
El Prof. Pablo Reca, que se refiriera a "Cuentos
de aquí, de allá y del mas allá", manifestó que el estilo del autor es
ágil y de lectura atrapante, además de resaltar los valores personales de
Eduardo Foutel.
Sé que mucho más se puede decir
de mi trayectoria vital, pero no he podido derribar más barreras inhibitorias
que las referidas retro.
TERCER DOMINGO DE JUNIO
CAPITULO I
7.800.000 MINUTOS ANTES
Roy –que así le decían a Rolando Fuentes- nuevamente se encontraba en un apuro financiero
(no tenía un mango ni dibujado). Solo le quedaba pedirle “prestado” a su amigo
Francisco que él siempre tenía.
Pero ¿cuál era la fuente de recursos de Francisco quien nunca
se quedaba sin dinero? Muy simple. Tenía un tipo raro de sangre y en los Bancos
de Sangre su aporte siempre fue muy bien cotizado.
Además, Francisco trabajaba y con eso realmente le alcanzaba
para vivir modestamente; estilo de vida que nunca le gustó.
Fue que, con ese buen pasar, supo enamorar a Susana y poco
tiempo después llevarla al Registro Civil y luego al altar.
Realmente eran muy felices y fruto de aquel amor vinieron dos
hijos.
Aquel casamiento fue de campanillas. Nada falto ni quedó
postergado. Tal cual la fiesta de un millonario.
Sus amigo se preguntaban ¿Le quedara sangre en el cuerpo para
pagar tanto lujo?
Pero Francisco, hombre joven, muy bien parecido, con
excelente aptitud genética y un cuerpo naturalmente escultural, de tanto
concurrir al Servicio de hemoterapia
pudo descubrir, medio escondido, un Banco de espermas. Aquel Nuevo Banco
pagaba mucho mejor que el de Sangre. Fue así que cuando necesitó más dinero,
sabía que su servicio en el Nuevo Banco cubriría su necesidad.
Así pagó Francisco su fiesta de casamiento. Él era solo, sin
padres ni hermanos. Sus amigo más que ayudarlo se valían de él.
Junto con el matrimonio llegó un crecimiento laboral que hizo
que su ingreso aumentara de tal manera que sus visitas al Banco de Sangre fueran
solo a requerimiento de éste y en calidad de donante.
CAPITULO II
4.178.200 MINUTOS ANTES
La lluvia fue el elemento fundamental para que aquel vehículo
no pudiera ser controlado y se desbarrancara. Tres muertos y un herido fueron
las víctimas. De los muertos, dos eran niños y una mujer, aparentemente
viajaban un matrimonio con sus hijos.
El sobreviviente –muy mal herido- era Francisco y las
víctimas su esposa e hijos.
Rápidamente fue trasladado a un centro médico para sus
primeros auxilios y luego, con un helicóptero,
transferido a una Institución de mayor complejidad.
Meses después, fuera de peligro, es dado de alta. Poco a poco
se fue reestableciendo y sus heridas mutaron en cicatrices. Pero en su mente no
cerraban las heridas por la pérdida de su esposa e hijos.
El alta médica le permitió regresar a su actividad laboral,
accionar que le ocupaba el tiempo y poco a poco le ayudaron a desbloquear su
mente. Sin olvidar su mal, aprendió a vivir con esa pérdida.
CAPITULO III
17.280 MINUTOS ANTES
Un instante de distracción, un chofer imprudente, un cuerpo
tendido sobre la calle y un auto que abandona la escena. Minutos más tarde una
ambulancia de alta complejidad trasladaba aquel cuerpo al Nosocomio designado.
Esa noche, un llamado desesperado del Servicio de hemoterapia
buscando dadores de sangre. Era un grupo y factor muy raro o escaso dentro de
la población general. El alerta ocupó tanto las páginas de los diarios como
llamados solidarios televisivos. La respuesta fue inmediata y mucho más
importante de lo esperado.
El Banco de Sangre del Nosocomio supo abastecerse como
también preparar los listados de dadores con sus teléfonos y direcciones.
Con semejante respuesta, Francisco recibió varias
transfusiones y a partir de ellas su recuperación pareció milagrosa. No
olvidemos que Francisco exhibía un cuerpo naturalmente privilegiado.
No obstante ello, sus días en terapia intensiva e intermedia
los pasó solo con la única compañía de Sara la enfermera. Con ella se confesó,
le contó su vida y su soledad. Sara supo escucharlo y comprenderlo.
Ella también era un espíritu solitario y encontró en
Francisco alguien personal por quien preocuparse y ocuparse. De ahí que no solo
mantenían grandes charlas, donde se confesaban todo, sino que Sara le ponía un
plus a su accionar.
Sara le dice a Francisco: “Me dijiste que no tenías a nadie,
ni hermanos ni hijos ni nada”.
-
“Es
verdad, nada debo ni puedo ocultarte”.
-
“Sin
embargo, uno de los donantes debe ser hijo tuyo no solo por su raro tipo
sanguíneo sino que además es igual a Vos”
-
“Debe
ser muy buen mozo el caballero. Pero te repito, no tengo hijos”.
Sin entrar en discusiones inútiles y malsanas, Sara se
dirigió al Servicio de Hematología, habló con uno de los médicos del Servicio
formulándole un requerimiento.
Había pasado un día y el Dr. Miraflores tenía la respuesta, y
con ella un resultado por demás sorprendente. No solo había realizado una
análisis de ADN del donante indicado por Sara, sino que el mismo análisis había practicado en nueve
muestras más y las diez dieron resultado positivo. No había duda, las madres
eran diferentes pero el padre era uno solo: Francisco.
La sospecha de Sara se confirmó pero ahora tenía nuevos
interrogantes, pues de las diez muestras tomadas, todos resultaban ser hermanos
biológicos por parte de padre.
La pregunta del millón de dólares que se formulaba Sara era
¿Cómo le digo a Francisco que no está solo sino que, además, tiene por lo menos diez hijos?
CAPITULO IV
30 MINUTOS ANTES
Aquel domingo por la mañana Francisco despertó tranquilo.
Había dormido toda la noche de un tirón. Cerca del medio día llegó Sara, como
de costumbre, lo saluda y como cuestión atípica le pregunta al paciente
qué quería comer.
-
Cualquier
cosa es igual, todo es casi una porquería.
A las 12:30 hs. la mucama entra con el servicio. Éste era por
demás abundante. Exageradamente abundante. Era como para diez o más personas.
Al retirarse deja la puerta abierta y entra un joven.
Realmente eran muy parecidos.
Francisco lo mira y le dice: Vos debes ser el donante de
quien me habían hablado. Si, efectivamente tenemos el mismo tipo.
El joven sin más, le dice: Feliz día del Padre y le entrega
un presente.
Tras él, otro y otro más, y más, todos con un presente y los
mejores deseos para aquel hombre que yacía en la cama a quienes todos llamaron
“PAPÁ”.
¿Udes. creen que fueron diez los que entraron? No, fueron más
de cien, y ocuparon no solo la habitación de Francisco, sino también los
pasillos y hasta el hall de entrada.
Todos con su regalo.
Junio de 2017
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